Es un defecto que está presente al nacer (congénito) que implica ausencia u obstrucción del orificio anal. El ano comunica el recto, que es la parte final del intestino grueso con la piel. A través de éste, se elimina la materia fecal.
En bebés con ano imperforado, el recto puede terminar en una bolsa ciega, que no se conecta con la piel (las heces no se eliminan), o puede tener aberturas hacia la uretra, la vejiga, la base del pene o el escroto en los niños o la vagina en las niñas, hacia las cuales drena la materia fecal, ya que no hay ano, causando infecciones de la orina), o puede haber una estrechez en el recto.
La bolsa ciega de recto puede estar lejos o cerca de la piel.
Cuanto más cerca esté, mejor será el pronóstico del niño en cuanto a continencia de la orina y la materia fecal, y más fácil será su corrección con cirugía.
¿Cual es el tratamiento?
El bebé debe ser examinado por especialistas, en busca de otros problemas, especialmente los que afectan los genitales, las vías urinarias y la columna.
Se requiere cirugía para corregir el ano. Si el recto se comunica con otros órganos, también será necesaria la reparación de estos órganos. Con frecuencia, se requiere una colostomía temporal, es decir, un ano contra natura en forma transitoria (conectar el extremo del intestino grueso a la pared abdominal de manera que las heces se puedan recolectar en una bolsa) hasta reparar el defecto.
¿Cual es el pronóstico?
La mayoría de estos casos pueden corregirse con cirugía. Los niños con anomalías leves tienen un muy buen pronóstico; sin embargo, el estreñimiento puede ser un problema.
Los niños que requieren cirugías más complejas por lo regular aún tendrán algo de control sobre sus deposiciones. Sin embargo, con frecuencia, necesitan seguir dietas que incluyan comer alimentos ricos en fibra, tomar laxantes y algunas veces usar enemas.
A veces, si la malformación es muy compleja, se pueden necesitar más de una cirugía, y por lo general, el pronóstico de continencia urinaria y fecal es pobre.